Escribo sobre un papel que se encuentra abrumado en un charco de sangre exacerbado por el instante. Mi sangre. La herida se ha vuelto a abrir, de nuevo, se abre compulsivamente sobre la nitidez de mi piel nívea, de mi cuerpo desmoronado ante la catarsis del tiempo. Rendido bajo la existencia en sí misma.
La unidad básica de este cyborg mide el pulso del humano. Con el pulso acelerado, mis manos oscilan con la brisa, el cosmos cae lentamente sobre mi cabeza. Se hace pesada toda esa mezcla de gases que conforman la atmósfera. El aire se hace pesado.
A duras penas consigo respirar.
La realidad se cierne sobre mí sin contemplaciones.
Descifro la vida. Añorando la infinitud, que se desprende precipitosamente sobre el acantilado del tiempo. Ese tiempo que pasa ágil y rápido ante mis ojos.
No existe la eternidad.
Yo contra el tiempo.
Yo contra la vida.
Contra mí
Texto Silvana Tarantino
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